La cordura parece que comienza a hacer acto de presencia en Estados Unidos. Miles de norteamericanos se han movilizado para pedir a la mismísima Casa Blanca la expulsión inmediata de Justin Bieber de sus fronteras. La propuesta ha sido todo un éxito por el apoyo recibido. Más de 72.000 personas han firmado la hora que exige que el canadiense se vaya de Estados Unidos.
Las razones que han establecido los norteamericanos en su reclamación es que Justin Bieber no deja en buen nombre la imagen de Estados Unidos en el mundo de la cultura pop. La petición reza un fulminante y claro mensaje. "El pueblo estadounidense quiere que Justin Bieber sea eliminado del país". Además, piden que la petición sea irrevocable y que el canadiense no pueda volver a pisar Estados Unidos, a no ser que sea para un concierto.
Aluden a la adicción a las drogas de Justin Bieber y lo consideran un peligro para la sociedad, además de ser un mal ejemplo para los jóvenes estadounideses. El pueblo del país norteamericano no lo tiene claro, Justin Bieber ya no es es bienvenido. En su vecindario, el canadiense ya lleva tiempo sufriendo el rechazo. En las calles de su exclusiva comunidad, ha sido donde más claro ha quedado que Justin Bieber es un peligro. El cantante ha conducido a gran velocidad, poniendo en peligro la integridad de los vecinos; ha organizado macrofiestas y ha atacado con huevos la casa de su vecino.
La gota que colmó el vaso de la paciencia estadounidense fue la detención de la semana pasada. Después de salir 'de rositas', tras pagar la fianza de 2.500 dólares, Justin Bieber creía que iba a poder tranquilizarse unos diás en Panamá. Ahora, el canadiense no tiene claro si podrá volver a su mansión de Los Ángeles. La hoja está camino del despacho del presidente Obama, si éste decide que el cantante sea deportado, Justin Bieber tendrá que abandonar Estados Unidos para siempre y ser más canadiense que nunca
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